Thursday, July 26, 2007

Habló Raúl Castro en Acto Central Nacional por el 26 de Julio


El Segundo Secretario del Partido Comunista de Cuba destacó los años de esfuerzos de estos 16 años de Período Especial, en la multitudinaria concentración - homenaje desde la Plaza de la Revolución Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz, de la ciudad de Camagüey.

Más de 100 mil camagüeyanos, por toda Cuba y los cubanos, levantaron las banderas de victoria y festejaron el 54 aniversario del Día de la Rebeldía Nacional


Por Graciela Guerrero Garay

LAS TUNAS, CUBA (26 de julio) – Llena, majestuosa y representativa de toda la alegría y el patriotismo que embarga a los cubanos y a su querida Isla de Cuba, la Plaza de la Revolución Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz, de la ciudad de Camagüey, tuvo el calor de la Rebeldía Nacional, con la celebración del acto central nacional por el aniversario 54 de los asaltos a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo.

En las palabras centrales, ante la ovación de los miles de agramontinos concentrados en la Plaza de El Mayor, en la ciudad de los Tinajones, Raúl Castro Ruz hizo una remembranza de todo lo acontecido en el país después de la proclama del Comandante en Jefe Fidel Castro, de quien dijo que su labor era ahora mucho más intensa y útil.

También abordó los fallidos pronósticos de los enemigos de la Revolución sobre un derrumbamiento del socialismo cubano, así como las agresiones, en todos los planos, del gobierno de Estados Unidos en estos 16 años de Período Especial, y destacó el inmenso esfuerzo del pueblo cubano por salvar sus conquistas.

Anteriormente, Salvador Valdés Mesa, Secretario General de la Central de Trabajadores de Cuba, al hacer uso de la palabra, ante más de 100 mil camagüeyanos, enumeró los logros que, peldaño a peldaño, alcanzó el territorio agramontino y que permitieron mereciera la sede de la importante efeméride histórica.

Asimismo, resaltó que este 26 de Julio convoca a la reflexión para hacer cada día una obra mejor, no solo en la legendaria tierra de El Mayor, sino en cada uno de los territorios cubanos, empeñados en trabajar con denuedo para superar las deficiencias que hoy lastran la eficacia y la eficiencia.

Con pinceladas culturales, poemas, canciones, declamaciones, la fiesta de Cuba continúa en estos momentos la realización de la concentración homenaje, donde también hizo uso de la palabra Julio García Rodríguez, Primer Secretario del Partido en Camagüey, quien destacó todos los esfuerzos de la provincia por obtener la sede de la emulación por el 26 de Julio.

En el acto, el Segundo Secretario del Partido Comunista de Cuba, General de Ejército Raúl Castro Ruz, entregó los certificados que acreditan a las provincias de Ciudad de La Habana, Villa Clara y Granma como Destacadas, al tiempo que Cienfuegos , Matanzas y Santi Spiritus con reconocimientos especiales.

Thursday, July 19, 2007

Modernizan las comunicaciones en hospital cubano

Por István Ojeda Bello

Las Tunas, Cuba, (P-26) A partir de ahora será más rápido saber el estado de salud de familiares y amigos o escuchar el parecer de un especialista en la más importante instalación médica de esta provincia, el Hospital General Dr. Ernesto Guevara de la Serna, tras la instalación allí de una moderna pizarra telefónica.

Informa la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S. A (ETECSA) que la tecnología instalada permite comunicarse directamente con las diferentes consultas y demás dependencias del inmueble, marcando los dígitos 37 6 y a continuación el número de la extensión deseada.

Para el enlace con las salas, salones y cuerpos de guardia, continuarán siendo necesario el auxilio de las operadoras, mediante el número 34 50 12. No obstante, que el resto de las llamadas se hagan de forma directa descongestionará considerablemente las líneas.

A lo anterior súmese que se duplicó el número de canales hacia la pizarra, lo cual posibilita establecer, en el mismo tiempo, el doble de las llamadas. Las operadoras además ofrecerán un servicio más rápido y eficiente gracias al sistema computarizado de la pizarra.

Adicionalmente se instalaron más de 100 nuevas extensiones y se sustituyeron por digitales los aparatos telefónicos de las ya existentes. Dicha renovación posibilita disfrutar de las bondades propias de estos sistemas tales como: el identificador de llamadas, la conferencia tripartita, llamada en espera, manos libres etc.

Concluye ETECSA que ante cualquier duda, pueden contactar con las oficinas de Gestión Comercial de la Empresa a través del número 112.

Alcanzar una atención de salud de excelencia también significa que las personas puedan conocer con rapidez sobre como evolucionan sus seres queridos ingresados en las instalaciones hospitalarias, empeño que se hace realidad con la modernización de las comunicaciones telefónicas con las instituciones

Las Tunas de ayer y de hoy

Por Juan Morales Agüero

“Se lo digo yo, periodista, ¡cualquier tiempo pasado fue peor!”, parafrasea con ácido semblante Justino el limpiabotas, mientras el trapo negro vuela entre sus negras manos sobre la negra piel de un mocasín. Calla un instante: reflexiona, piensa, medita, rememora, evoca... Luego vuelve a las andadas. “Yo aprendí a leer con la Revolución –asegura-. ¡Y leí cada cosa...! A mí de atrás no hay quien me haga cuentos. Por ahí tengo un pedazo de periódico que dice lo que era Tunas antes de llegar Fidel. Déjeme buscarlo. A ver a ver a ver... Mire, aquí está... ¡Lea!

Dice, entre otras cosas, que, según el censo de 1953, el otrora territorio de Victoria de Las Tunas contaba con 225 mil 873 habitantes y... ¡solo seis hospitales! Las camas de ingreso rondaban las 200 y dejaban fuera al sector rural, no obstante residir allí 164 mil 576 seres humanos. Empero, 12 clínicas exclusivas ofertaban servicios a precios inasequibles. Los médicos en ejercicio no pasaban de 60, y la mayoría practicaba la medicina privada. Para los pobres de tan nefasta etapa, la municipalidad sólo dedicaba un presupuesto sanitario de 30 mil pesos.

Sigo pegado al recorte. En materia de educación el panorama no era menos sombrío. La cifra de analfabetos sobrepasaba ampliamente los 35 mil. En el campo la situación se tornaba muchísimo más dramática, pues apenas existían escuelas. La cantidad de maestros era también tremendamente exigua, y casi todos carecían de la preparación necesaria para asumir el desafío de enfrentar la docencia. A la universidad llegaban solamente algunos hijos de colonos ricos.

Continúo. La comarca disponía de seis ingenios azucareros, el último de los cuales construido en l9l5. Además, una planta de acopio de leche, una fábrica de galletas, otra de fideos, dos mataderos, una empacadora, varias panaderías artesanales... ¡y pare de contar! El desempleo, la explotación, la miseria, la insalubridad, la ignorancia, la prostitución, el juego, la droga, la represión y otros males constituían el desesperanzador óleo de aquella mal recordado período seudo-republicano.

La situación, por cierto, no era franquicia exclusiva de Victoria de Las Tunas ni mucho menos. ¡Era un mal nacional! Algo había que hacer en Cuba para ponerle coto definitivo e instaurar en el país un sistema de justicia social “de los humildes, por los humildes y para los humildes”, como diría Fidel años después. Y se intentó, desde luego: el 26 de julio de 1953 se produjo, en el contexto referido, el asalto al cuartel Moncada.

-Sin embargo, poco antes del ataque, los tuneros habían comenzado a dar muestras de su inconformidad con el régimen golpista instaurado en Cuba el 10 de marzo de 1952 –apunta el licenciado Nelson Marrero, acucioso investigador de la historia local-. La alta dirigencia ortodoxa apenas impugnó aquel cuartelazo traidor. Pero sus miembros más radicales sí. En consecuencia, varios de ellos se reunieron en enero de 1953 en los altos del bar La Cubana para romper con la politiquería que minaba el partido fundado por Eddy Chibás. Allí decidieron pasar a la acción mediante la propaganda, cuya primera etapa consistió en distribuir materiales extraídos de publicaciones tales como Alma Máter y Aldabonazo, contentivos de una evidente orientación revolucionaria, y en captar nuevos miembros para el grupo.

No se limitaron a eso, empero. En una investigación a propósito del asunto, Marrero consigna que los revolucionarios tuneros, además, hicieron abortar la parada escolar por el centenario de Martí, para lo cual, previamente, distribuyeron volantes con este texto: “Padre, no dejes ir a tus hijos a la parada escolar, porque habrá disturbios y sus vidas corren peligro”. También lanzaron cuartillas antibatistianas con décimas de Jesús Rodríguez Vidal sobre los lunetarios de los teatros Rivera y Martí, el parque Vicente García y la estación policial de la ciudad. Algunos ejemplares se remitieron vía correo a las residencias de los principales personeros y esbirros del régimen en el territorio. Hubo detenciones, pero nadie dio un paso atrás.

En eso andaba el grupo de revolucionarios de Victoria de Las Tunas cuando se produjo el ataque al cuartel Moncada. La noticia produjo una ola de júbilo entre sus integrantes, quienes decidieron mantenerse alertas para pasar a la acción cuando resultara necesario. Mientras tanto, prosiguieron la captación de nuevos simpatizantes, realizaron sabotajes –como la quema del llamado Arco del Triunfo y de pasquines electorales- y se dieron a la tarea de distribuir copias de La historia me absolverá, traída a la zona por el chaparrero Ángel Ameijeiras.

-Casi todos los asaltantes pasaron por nuestra ciudad en los días previos al ataque a la fortaleza militar, tanto en automóviles como en guaguas –apunta Laudelio Reyes, veterano luchador tunero-. Se dice, incluso, que Fidel se detuvo en la cafetería El Néctar, donde hoy radica el restaurante Don Juan, al lado de la Plaza Martiana. Lo que sí está confirmado es que varios familiares de los atacantes se alojaron por esos días en el Hotel Casino, en tránsito hacia Santiago de Cuba.

-Cuando en 1955, después de ser condenado y encarcelado por aquel glorioso suceso, Fidel salió de la prisión, Juan Pérez González, uno de los revolucionarios tuneros, viajó hasta La Habana y se entrevistó con él para poner al grupo a sus órdenes –recuerda Marrero-. Nuestro líder le respondió que lo tendría en cuenta llegado el momento. Los jóvenes hicieron contacto luego con militantes camagüeyanos por intermedio de Jesús Suárez Gayol y de Cándido González, dos tuneros que por entonces residían en la ciudad de los tinajones. También consiguieron entrevistarse con Pedro Miret, en la capital, a quien le manifestaron el ferviente deseo del grupo de integrarse al Movimiento 26 de Julio.

Poco después, Fidel se exilió en México. Pero un enviado de la dirección nacional vino por acá y valoró sobre el terreno el nivel de organización conseguido por los antibatistianos de aquí. Junto con una comisión local, el visitante recorrió todos los poblados de las regiones que integrarían luego la Séptima Zona del Movimiento. Así, fueron visitados Jobabo, Manatí, Vázquez, San Manuel, Puerto Padre, Delicias y Chaparra. Desde el país azteca, el líder orientó pasar de la actividad política a la actividad revolucionaria. Comenzó a escucharse ¡Revolución, Revolución!

-A finales de 1955 llegaron a Tunas Frank País, Léster Rodríguez y otros miembros de la dirección del Movimiento en la provincia de Oriente –acota Marrero-. Se reunieron con los revolucionarios tuneros en el depósito de ron Pinilla que existía entonces en Lucas Ortiz, esquina Juan G. Gómez. Después de escuchar el informe organizativo del grupo, Frank orientó crear células por sectores, con no menos de cinco miembros y no más de 10. Esa reunión fundacional aparece en los anales de la historia local como la que incorporó a la comarca al Movimiento 26 de Julio.

Luego todo marchó a velocidad de vértigo y la bandera rojinegra hizo valer su rango junto a la de la estrella solitaria. Las células tuneras entraron en acción y cumplieron las tareas asignadas por el alto mando del Movimiento. No pocos de sus miembros tomaron rumbo a la legendaria Sierra Maestra, después del desembarco del yate Granma por la costa sur de Oriente. Muchos cerraron filas en las columnas rebeldes que hicieron efectiva la invasión a occidente al mando de Camilo y el Che. Algunos forman ya parte del martirologio de la Patria, por haber ofrendado sus vidas por ella. Todos son miembros de esa gran familia que es la Revolución.

El panorama tunero actual carece de nexos con el de la etapa que me reseña el recorte del limpiabotas Justino. Hoy tenemos más de medio millón de habitantes, 13 hospitales, casi dos mil camas de ingreso, cobertura absoluta en el sector rural, miles de médicos, asilos de ancianos, hogares maternos, casas de niños desamparados, campañas de vacunación... Erradicamos los analfabetos y contamos con miles de maestros muy bien preparados. Disponemos de centenares de escuelas de todo tipo, universidades municipales y hasta soñamos con ser el país más culto del mundo. Hemos reestructurado la industria azucarera y contamos con una excelente base industrial. No sufrimos explotación, desempleo, miseria, represión, insalubridad, ignorancia, drogas, crímenes... Vivimos en paz y estamos orgullosos de lo que somos, aunque a cierto vecino le cause ronchas. Sí, Las Tunas es hoy un óleo diferente. Aquel 26 de julio de 1953 hizo posibles estas realidades. Valió la pena luchar. Y habrá más. Porque cualquier tiempo futuro tiene que ser mejor.

Saturday, July 14, 2007

Integran 14 atletas de Las Tunas la delegación Cubana a los Juegos Panamericanos Río-2007

Por Juan E. Batista Cruz

Las Tunas, Cuba .P-26.- Cuando esta tarde el majestuoso estadio Maracaná acoja la ceremonia inaugural de la edición número 15 de los Juegos Panamericanos y desfile la delegación cubana, 14 atletas y dos entrenadores de esta joven provincia oriental, sentirán el sano orgullo de ser hijos de esta Isla de la Libertad.

Entre los más de 400 deportistas que defenderán el pabellón tricolor y la dignidad del primer país socialista de América, los representantes de la tierra del mayor general Vicente García, de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, “El Cucalambé” y del mejor boxeador amateur del mundo, Teófilo Stévenson; lucharán en buena lid para contribuir a retener el segundo lugar por naciones.

El mayor número de tuneros está en las escuadras de hockey sobre césped, en las que sobresalen la experimentada Yakelín Drike, la principal jugadora del país y el joven delantero Roberto Lemus, debutante en estas citas continentales.

La Drike es una de las atletas con más experiencia en este tipo de competencia, por cuanto será su cuarta incursión, la misma cantidad que su hermana menor Yanelis, porque ambas se estrenaron en el equipo nacional en los Juegos de Mar del Plata en 1995, para luego participar sucesivamente en los de Winnipeg, Canadá-1999 y Santo Domingo-2003.

Las otras tuneras que aparecen en la nómina femenina de Cuba son Yordalia Duquesne, Brizaida Ramos, Anisley Texidó y Soliensky Iglesias.

Roberto Lemus, considerado uno de los principales goleadores del país con la experiencia de haber marcado dianas en un Campeonato Mundial, será acompañado en la escuadra tricolor por su coterráneo Róger Aguilera, una figura joven pero en pleno ascenso que le permitió ganarse el puesto.

Otros dos estelares del deporte nacional nacieron en estos lares, el recordista cubano y bronce del último Campeonato Mundial de levantamiento de pesas en Santo Domingo-2006, Yohandrys Hernández, amplio favorito para alcanzar las tres medallas de oro en la división de 94 kilos y el judoca Yordanis Arencibia, bronce olímpico de los 66 kilogramos en Atenas-2004.

Completan la representación de esta provincia, el mejor bateador de la pelota revolucionaria en Cuba, Osmani Urrutia; las especialistas de triatlón Yanitza Pérez, monarca nacional, y Maidelín Justo y la softbolista Maritza Toledo.

También entre los técnicos y entrenadores hay de esta provincia: Eladio Hernández, quien prepara al equipo femenino de lanzamiento del martillo, que encabeza la estelar Yipsi Moreno, y el responsable de los notables avances del triatlón en Cuba, Alfonso González.

Thursday, July 05, 2007

Logra provincia cubana su más baja tasa de mortalidad infantil

Por Hernán Bosch

Las Tunas, Cuba, (AIN) Con sólo tres fallecimientos por cada mil nacidos vivos, la provincia cubana de Las Tunas registró en el primer semestre del presente año la más baja tasa de mortalidad infantil de su historia en ese período.

La cifra es inferior en casi cuatro unidades a la reportada en similar etapa de 2006, y se logró al disminuirse en ocho el número de decesos, pese a incrementarse en más de 300 el total de nacimientos.

En el éxito sobresale que Puerto Padre, Jesús Menéndez, Manatí, Majibacoa, Jobabo y Colombia, seis de los ocho municipios del territorio, mantienen en cero ese importante indicador de salud, según precisó a la AIN la doctora Gladys Salas, del Departamento Materno-Infantil en la provincia.

Entre los factores que posibilitaron el avance figuran el buen funcionamiento de los 18 hogares maternos existentes en Las Tunas, en los cuales se interna a las embarazadas con algún riesgo, y el reforzamiento de las atenciones médicas y alimentarias que reciben las gestantes y niños.

Ubicada a unos 670 kilómetros al este de La Habana, Las Tunas es entre las 14 provincias cubanas una de las de menor desarrollo en su infraestructura asistencial y el personal calificado, pese a lo cual redujo progresivamente su índice de fallecimientos.

Hace apenas dos décadas, el territorio reportaba una tasa cercana a

13 decesos por cada mil nacimientos, la más alta de la nación, y ya en el último trienio finalizó con menos de seis casos.

De los países del llamado Tercer Mundo, Cuba es el más avanzado en la lucha por disminuir la mortalidad infantil, pues en los últimos años su tasa ha fluctuado entre los cinco y siete, similar a la que reportan naciones con mucho mayor desarrollo socio-económico.

Sunday, July 01, 2007

Judíos

Ciro Bianchi Ross

El escritor Jaime Sarusky recuerda aún aquel día de 1970 cuando, en busca de tema para un buen reportaje, un cambio de tren lo llevó a conocer Omaja, asiento de una colonia norteamericana en la zona oriental de Cuba. El asombro inicial de que allí el nombre de una ciudad del estado de Nebraska y de una nación de bravos indios pieles rojas se cubanizara con la “j”, pronto quedó atrás cuando el visitante recorrió la pequeña villa y vio sus casas y bungaloes destartalados por el paso del tiempo, así como los restos del hotel y la iglesia metodista y le pareció que por algunas de las puertas con batientes de la bodega, que bien pudo haber sido la taberna, podría emerger en cualquier momento la figura tranquila y legendaria de Billy the Kid dispuesto a enfrentarse solo con una banda de adversarios.

Aquel descubrimiento marcó un interés todavía vivo en Sarusky (Premio Nacional de Literatura, 2004) por otros asentamientos de extranjeros. Siguieron sus investigaciones en torno a suecos, japoneses, hindúes y yucatecos en la Isla, que recogió en su libro Los fantasmas de Omaja (1986) mientras que en otro título de 1999 narró las peripecias de un grupo de suecos que huyeron de la pobreza y la miseria y buscaron en Estados Unidos, primero, y en Cuba después el lugar para realizar su anhelo de bienestar.

En esa línea se inscribe su libro más reciente, Las dos caras del paraíso. Lo publicó Ediciones Unión y lo conforman crónicas sobre la huella cubana, durante las primeras décadas del siglo XX, de emigrantes canadienses, finlandeses, haitianos y japoneses, sin olvidar las peculiaridades de la presencia hebrea. Son esas páginas del libro a las que quiero referirme y glosaré hoy.

QUÉ ES UN JUDÍO

El tema le toca muy de cerca. Sarusky desciende de una familia judía. Sus progenitores fueron también emigrantes. La madre, bielorrusa. Su padre, polaco, encontró empleo en las labores de reparación de la línea férrea del norte de Oriente. Ahorró y compró algunas mercancías que comenzó a vender de puerta en puerta. Prosperó y abrió un establecimiento, lo que le permitió traer de Polonia a seis de sus nueve hermanos, a los que ayudaría a radicarse aquí. Sarusky es el primer cubano de su estirpe. Nació en La Habana y vivió hasta los nueve años en la localidad avileña de Florencia. Quedó huérfano siendo niño y pronto entró en contradicciones religiosas con los suyos. Jamás puso piedras en la tumba de sus padres, como hacen los judíos, sino flores.

Qué es un judío o, mejor, que son los judíos, se pregunta el escritor en Las dos caras del paraíso. ¿Una civilización, una cultura, un pueblo? Dice enseguida que el carácter ambiguo, por lo variado y hasta contrapuesto, de la condición social en que históricamente se han situado o han sido situados los judíos, revela la complejidad del asunto. Y puntualiza: “Un judío puede no asumirse como tal por abstención o alejamiento de la religión y de las tradiciones, o porque no posee sentido o conciencia de pertenencia”. Si trata de enmascararse o de escapar, los antisemitas, de descubrirlo, lo discriminarán, lo expulsarán de donde se encuentre, lo reducirán a un ghetto o lo eliminarán. La Inquisición condenó a los judíos a la hoguera; los nazis, a las cámaras de gas.

LOS PEREGRINOS DEL SAN LUIS

Así como los españoles sin excepción son aquí gallegos, todos los judíos, vinieran de donde vinieran, eran aquí polacos. En Cuba, el polaco formaba parte del paisaje. Aun así, dice Sarusky, el antisemitismo se expresaba de las más disímiles formas, como negarle empleo a un judío. “Pero no se trataba, precisa, de una política de Estado ni de un rechazo popular, sino de acciones condicionadas por intereses de clases”. En este punto recuerda las campañas antisemitas del Diario de la Marina. Representaba ese periódico los intereses de los ricos comerciantes españoles que veían con recelo y temor la competencia de los comerciantes judíos.

También el Diario de la Marina azuzó el odio contra los judíos cuando el incidente de los peregrinos del San Luis, en junio de 1937. Ese barco, con más de 900 refugiados judíos a bordo, permaneció durante varios días anclado en el puerto de La Habana en espera de que se autorizara el desembarco de sus pasajeros, procedentes de la Alemania de Hitler. El gobierno del presidente Laredo Bru, sin embargo, se negó a concederles el permiso. Más que por decisión propia, las autoridades cubanas procedieron de esa manera por presiones del Departamento de Estado norteamericano. Cordell Hull, titular de esa secretaría, pidió a La Habana que les negara el derecho de asilo con el pretexto de que las cuotas para los potenciales emigrantes procedentes de la Europa central estaban ya cubiertas en Estados Unidos, país a donde, en definitiva, se suponía viajarían muchos de aquellos refugiados. Levó anclas entonces el San Luis con su carga, en Miami también se les negó el ingreso y fue en Holanda donde al fin pudieron desembarcar los pasajeros. Una aventura trágica. Más de 670 de ellos fueron capturados por los nazis y murieron en campos de concentración. Los 240 restantes pudieron escapar otra vez para ponerse a salvo.

UN POCO DE HISTORIA

Los primeros judíos llegaron a Cuba con Colón. En sus viajes a América navegaron con el Almirante unos 160 judíos, seguramente conversos o que ocultaban su origen para escapar de la Inquisición. De ellos, se recuerdan los nombres de Martín Alonso Pinzón, Rodrigo de Jerez y Luis de Torres, políglota consumado que fue el primer terrateniente hebreo en Cuba y el introductor del tabaco en Europa. Fueron judíos portugueses, por otra parte, los que trajeron la caña de azúcar.

Aun así, dice Sarusky, fue tarea ardua la de los judíos en su afán de echar raíces en la Isla y en todo el nuevo continente pues cuando se autorizó la venida de los hijos de los quemados por la Inquisición, se les impuso la restricción de que no ocupasen cargos públicos. Se les obstaculizaba su movilidad social y no fructificaban sus expedientes de “limpieza de sangre”. Carlos V, en 1552, prohibió la venta de hidalguías a los que tuviesen un antepasado condenado por pública infamia, a los descendientes de los comuneros y a los sospechosos de herejía o de descender de judíos. Los sucesores del Emperador, a partir del siglo XVII, flexibilizaron la venta de ese privilegio. De todas formas, era judía conversa Isabel de Bobadilla, que sustituyó a su esposo, Hernando de Soto, como gobernadora de la Isla e inspiró al artista que esculpió La Giraldilla.

No fue hasta 1881 cuando el gobierno de Madrid autorizó la migración de los judíos. Es a partir de entonces, recuerda Sarusky, que puede hablarse de una comunidad judía en Cuba, si bien no existía la libertad de cultos. Martí tuvo a judíos entre sus colaboradores cercanos y fue valioso el aporte de la comunidad judía de Cayo Hueso a la Guerra de Independencia, en la que sobresalieron combatientes judíos.

En 1906 sumaban unos mil los judíos radicados en Cuba. Eran en lo esencial hombres de negocios y fundaron una institución social y una sinagoga en La Habana y un cementerio en Guanabacoa. Entre 1910 y 1917 arribaron unos cuatro mil judíos sefarditas procedentes de Marruecos y Turquía. En 1919 llegaban a dos mil los hebreos ashknazis provenientes de Polonia, Rusia y Lituania, y esa cifra se duplicaría hacia 1924.

Los sefarditas, cuenta Sarusky, buscaban las zonas suburbanas o rurales. Eran vendedores ambulantes e introdujeron los créditos en su práctica comercial. Al comercio y a la pequeña industria se dedicarían en La Habana los ashknazis, sobre todo durante la II Guerra Mundial y después. En 1945 se contaban unos 25 000 judíos en Cuba. Las más nutridas migraciones habían tenido lugar en las décadas de los 20 y los 30 y en La Habana Vieja, sobre todo, establecieron escuelas, bodegas, cafés, restaurantes, tiendas para la venta de tejidos y retazos… e introdujeron la industria de la talla de diamantes. Dos periódicos, uno en yiddish, y otro en español, se editaban para esa comunidad que desplegaba una activa vida cultural y social, tanto en la capital como en las provincias. Muchos de ellos, con el fin de la guerra, volvieron a Europa o pasaron a radicarse en Estados Unidos o Canadá. De esa etapa, algunos nombres se recuerdan en La otra cara del paraíso: Erich Kleiber, brillante músico que dirigió la Orquesta Filarmónica, Ludwig Chajovitz, que fundó e impulsó el Teatro Universitario, y Sandú Darié, destacado pintor y escultor que nunca más se fue de Cuba.

DOS TRADICIONES



Esa comunidad entró en crisis a partir de 1960 cuando la nacionalización de comercios e industrias provocó la emigración de la mayoría de sus componentes, por lo general comerciantes y profesionales. ¿De qué fuentes se nutriría?, se pregunta Sarusky y responde que el Patronato Hebreo convocó a todo el que tuviera briznas de judaísmo en su estirpe. Eran contadas las parejas que contaban con ascendencia judía directa y desde 1965 las uniones matrimoniales eran mixtas pues un judío o una judía casi nunca podía casarse con alguien de su misma creencia. El Patronato debía actuar con tacto y de manera flexible, poniendo a un lado el excesivo fervor religioso. Por suerte, agrega Sarusky, el Patronato había adoptado el rito conservador, que es mucho más moderno y acorde con los tiempos que el rito ortodoxo. En este rito, enquistado en tradiciones antiguas, es la madre judía la que otorga legitimidad a sus descendientes. Ahora se trataba de que todas las familias, mixtas o no, se asumieran como judías.

A diferencia del rito tradicional, donde las mujeres no pueden mezclarse con los fieles masculinos, el rito conservador concede a la mujer acceso pleno al ritual. En Cuba, donde no reside ni oficia un rabino de manera estable, son mujeres las que se encargan de conducir el oficio. Y apunta Sarusky el fuerte contraste entre las ceremonias del pasado y las de hoy en La Habana. Dice: “Quien haya visto unas y otras, con seguridad no podrá ocultar su desconcierto por la abismal diferencia. Son dos manifestaciones tan diferentes de una misma creencia, que se diría que un tajo espectacular las escindió, al punto de que nada tienen que ver entre sí”.

El mundo judío no es uno ni monolítico, advierte Sarusky en Las dos caras del paraíso. Vista a la distancia la unidad judaica parece un haz compacto, pero ofrece, de cerca, un panorama heterogéneo. En Cuba, los hebreos enfrentan la dramática disyuntiva de disolverse o intentar reencontrarse y conseguir una cohesión, por precaria que sea, asevera el escritor y concluye: “Es imposible vaticinar cómo será la comunidad hebrea en Cuba en el 2025 o en el 2050. Pero si aún entonces permanece viva y activa, seguramente tendrá características muy propias, en las que estarán fundidas, en una entidad singularmente caribeña, dos tradiciones: la hebrea y la cubana”.

AVENTURAS Y VENTURAS DE UN GUATEQUE

Por: Juan Morales Agüero

Para hablar de la historia de la Jornada Cucalambeana es preciso recostarse en un taburete junto a un bambú de El Cornito a desafiar con los poetas las escurridizas rimas de los pies forzados. O mucho mejor: llegar desde el amanecer al que fuera paraíso e inspiración de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo y regalarse luego allí una canturía de tonadas y de laúdes. Si no se cumple con estos requisitos sine qua non, ¿qué sentido tendría la referencia a una fiesta de talla mayor eminentemente campesina y genuinamente tunera?

Se suele asegurar que desde la década de los años 30 del siglo pasado, los miembros de varias sociedades fraternales y de recreo de la Victoria de las Tunas de la época gustaban congregarse cada primero de julio en torno a las ruinas de una casa de El Cornito. Allí celebraban, en compañía de algunas familias de la comarca, el cumpleaños de El Cucalambé, aquel decimista misteriosamente desaparecido en Santiago de Cuba en 1862, luego de rubricar para la cultura nacional una obra lírica de extraordinaria trascendencia.

De alguna manera, estos festejos primigenios resultaron la antesala de lo que se convertiría con el paso del tiempo en el más popular guateque de todos los celebrados en el territorio cubano: la Jornada Cucalambeana, evento que cada año le ofrenda tributo a nuestro Juan Cristóbal Nápoles Fajardo. Como ha dicho certeramente una investigadora local, “lo que comenzó siendo una reunión de admiradores de El Cantor de Rufina, ha devenido auténtica celebración de pueblo, en legítimo e insuperable encuentro con la tradición folclórica”.

Los pioneros en evaluar a fondo la posibilidad de organizar periódicamente un convite campesino de carácter nacional en torno a la figura de El Cucalambé fueron Jesús Orta Ruiz (El Indio Naborí), Ramón Veloz, Manuel Fernández y Pepe Ramírez. Eso ocurrió en el año 1964. Un par de almanaques más tarde, el primero de julio de 1966, Naborí y Pepe tuvieron el honor de inaugurar oficialmente en la tunera Plaza Calé la primera Jornada Cucalambeana.

ALGUNOS MOMENTOS CUMBRES

Elaine González Urgellés, una tunera apasionada con el asunto, ha investigado en torno a las singularidades de estas fiestas bucólicas que cada año hacen viajar hasta nuestra provincia a personalidades importantes de la música, la danza y la décima campesinas. Ella elaboró una suerte de antología de hechos cucalambeanos relevantes que quiero compartir con el lector junto con otros extraídos de diversos sitios especializados que navegan en Internet:

1968: Se crea el Concurso Nacional Cucalambé. Su primer jurado lo integraron Ángel Augier, José A. Portuondo y Raúl Ferrer. El ganador fue Adolfo Martí.

1969: La necesidad de contar con una vía de acceso propicia la construcción de El Sendero, que comunica directamente a El Cornito con la ciudad.

1970: El Cornito se convierte en centro de la Jornada Cucalambeana. Este año se celebra en sus predios el Primer Festival de Música Campesina.

1971: Las actividades se extienden a varios puntos de la ciudad, como el Parque 26 de Julio, el parque Vicente García y la calle Colón, entre otros.

1974: En el contexto del evento sesiona el Primer Encuentro de Poetas Populares Hispanoamericanos auspiciado por la ANAP y Casa de las Américas
1976: Se funda la Brigada Artística Cucalambé. Se efectúan competencias de bailes tradicionales, instrumentistas e improvisadores.

1977: Se estrena la obra teatral Ya comienza a madurar la guayaba, inspirada en la vida de El Cucalambé, escrita y dirigida por el dramaturgo Paco Alfonso.

1979: Primer Simposio Literario presidido por El Indio Naborí. Un año después, cataloga la jornada como “guateque supremo del campesinado cubano”

1984: Se instituye el Laúd Cucalambeano. Se le entrega a Justo Vega, Raúl Ferrer, Adolfo Alfonso, Jesús Orta Ruiz y María Teresa Linares, entre otros.

1986: Las fiestas se extienden a otras regiones del país y a los ochos municipios de la provincia con la realización de cucalambeanas de base.

1990: El único año en que se deja de celebrar la jornada, pues coincide con el Torneo Internacional de béisbol José A. Huelga desarrollado en la provincia.

1993: Se realiza el hermanamiento de la Jornada Cucalambeana y el Festival Internacional de la Música y Danza populares de la Alpujarra, España.

1995: Se celebra el III Festival Iberoamericano de la Décima. Se acuerda alternar su celebración: un año en Las Tunas y otro en un país de Iberoamérica.

1996: México es anfitrión del Festival Iberoamericano de la Décima. La Cucalambeana se dedicó al bicentenario de la fundación de Las Tunas.

1997: El V Festival Iberoamericano de la Décima tiene participantes de México, Costa Rica, Colombia, Venezuela, Chile, Argentina, España y Cuba.

1999: Se confiere por primera vez el Laúd Cucalambeano a una personalidad extranjera: el poeta de México Don Guillermo Cházaro Lagos.

2001: Imágenes tomadas por el fotógrafo español Pepe Rubio se convirtieron en obras expuestas en la sede de la UNEAC y el Museo Provincial.

2002: Se otorga el Premio Iberoamericano de la Décima a María de las Nieves Morales Cardoso por su libro Otra vez la nave de los locos.

2003: Los festejos se dedican al hermano pueblo de Puerto Rico, de cuya delegación formó parte el destacado cantante boricua Danny Rivera

2004: Un mensaje de los Cinco Héroes llega a la XXXVII Jornada Nacional Cucalambeana en tres décimas escritas por Antonio Guerrero.

MATICES Y RESULTADOS

Nadie imagine que el único saldo de las jornada cucalambeanas es repentismo campesino, danzas tradicionales y eventos teóricos. ¡Qué va! El festejo hace también las veces de contexto experimental, donde muestran credenciales muchas personas con sensibilidad para el arte en su más amplia interpretación. Los artesanos, por ejemplo, hacen maravillas a partir de diversos materiales: adornos, juguetes, souvenires, miniaturas, naturalezas… La Feria Nacional de Arte Popular les franquea periódicamente sus puertas, y los talleres de creación tienen en la niñez y en la adolescencia a uno de sus principales hallazgos. Mayda Elena Anias Martínez, investigadora de la Casa Iberoamericana de la Décima, ha llegado a la conclusión de que la jornada cucalambeana, cualquiera que sea su nivel, conforma un espacio excelente para demostrar cuánto pueden conseguir las manifestaciones artísticas en materia de cultura popular.

“Los campesinos exponen allí lo más selecto de su producción agropecuaria: viandas, frutas, vegetales, animales… -asegura-. También aperos que facilitan su labor, como yugos, arados, espuelas, bastos, monturas… La exposición de artesanía y la de platos y bebidas típicas expresan lo más representativo de cada asentamiento. Se diseñan espacios para juegos tradicionales de niños y adultos, entre los que figuran corridas de cintas, carreras de caballos, montas de toro, palo encebado… Las jornadas realzan y convocan al rescate de bailes cubanos, como el zapateo, el son, la caringa, el gavilán, el papalote, el chivo, el papelón, el nengón… La fiesta se organiza en dos bandos: el rojo y el azul. Cada uno tiene un grupo de jóvenes que lo representa y defiende”.

La jornada cucalambeana es precisamente eso: un gran suceso cultural que por espacio de 40 calendarios ha sido reflejo de las inquietudes artísticas de nuestro campesinado y de su manera de conducirse ante la vida. Ningún otro evento de estas características en el país consiguió jamás nuclear en torno suyo tantas iniciativas inteligentes y tantos promotores incondicionales. Hoy, decir cucalambeana es referirse a lo mejor de nuestras tradiciones de sombrero y guayabera. Es hacer alusión a lo más sublime de nuestros campos.

Nadie como el fallecido Jesús Orta Ruíz, el siempre recordado Indio Naborí, supo delinear con palabras lo que representa la jornada cucalambeana en materia de cultura legítima basada en las tradiciones campesinas cubanas. En una entrevista periodística publicada en el año 2000, expresó:

“La Jornada Cucalambeana, iniciada a mediados de la década del sesenta, rodeada de cañas bravas, jinetes a caballo y poetas, elevó su voz para traer hasta los predios de Las Tunas el cantar guajiro y así significar la perdurabilidad de la décima y las tradiciones que trasmitidas de generación en generación en nuestros campos, alcanzan un valor especial en la identidad cultural cubana”.

Los tuneros, estimado Naborí, suscribimos también esa opinión.