Tuesday, June 19, 2012

¿ UN PITCHER JAPONES EN CHAPARRA ¿

Juan E. Batista Cruz jbatista@enet.cu Voy a dar rápida respuesta a la pregunta que sirve de título a esta crónica: No, jamás hubo un lanzador japonés en el batey de Chaparra, donde estuvo enclavado el ingenio azucarero que después del triunfo de la Revolución fue rebautizado como Jesús Menéndez, en homenaje al incansable luchador de los trabajadores del sector en los años 40 del pasado siglo. Lo cierto es que en esa zona, eminentemente beisbolera, de la actual provincia de Las Tunas, a principios de la década del 70 del pasado siglo, sobresalió por su talento un lanzador derecho llamado Néstor Vega, quien a pesar de sus escasos 19 años, provocó la inmediata atención de los técnicos, no solo locales, sino del antiguo Oriente. El caso es que por esa época, específicamente en 1972, irrumpieron las novenas de Japón en los Campeonatos o Series Mundiales, patrocinados por la entonces Federación Internacional de Béisbol Amateurs (FIBA), que presidía Juan Iza, oriundo de Aruba, una de las islas antillanas que fueron colonias de Holanda. En la Serie Mundial organizada por Nicaragua en 1972, se presentó por vez primera un equipo japonés. Cuba ratificó su condición de monarca, pero los Hijos del Sol Naciente deslumbraron por su excelente forma de jugar y, sobre todo, por un pitcheo extraordinario en el cual brillaron sobremanera el zurdo Zengo Ikeda y los derechos Satochi Niimi e Hideo Furuya, este último por su casi desconocido estilo submarino, caracterizado por envíos totalmente por debajo del brazo. Muchas fotos de Hideo Furuya se publicaron en la prensa cubana y como el muchacho de Chaparra se caracterizaba por marcados rasgos asiáticos en su rostro, algunos comenzaron a encontrarle parecido con el tirador japones y por eso le endilgaron el sobre nombre de “Furuya” Vega, a pesar de que no lanzaba al estilo del pítcher nipón, sino que alternaba los envíos laterales y por encima del hombro. La calidad de Vega lo llevó a vestir el uniforme de Mineros, el seleccionado de Oriente, en dos contiendas nacionales, con poco trabajo, porque estaba en un staff cuajado de grandes lanzadores como Manuel Alarcón, Braudilio Vinent, Orlando Figueredo, Gonzalo y Orlando Castillo, Luis Mariano Verdecia y los zurdos Eliécer Velázquez y Mario Fernández, entre otros. No obstantes consiguió aceptables resultados en las oportunidades que le dieron. Con apenas 22 años de edad, Néstor “Furuya” Vega, decidió trasladarse para la capital del país donde ejerció como chofer de taxi y allá continuó la práctica del béisbol, participó en un torneo provincial y sus excelentes cualidades, apoyadas por el aval de sus incursiones con Mineros en el clásico nacional, llegó a integrar en una ocasión el conjunto Industriales, en cuyas filas logró magníficas actuaciones, tanto de abridor como de relevista. Por razones que no he podido conocer, desapareció súbitamente del concierto beisbolero. Durante tres series nacionales, “Furuya” trabajó en 44 partidos, de los cuales inicio 16 y completó seis, con balance de cuatro victorias en las que se incluyen dos lechadas, y 10 derrotas. En 141,1 capítulos de actuación permitió 71 carreras, incluidas 57 limpias, para un un buen promedio de efectividad de 3,63. Como puede apreciarse, el novel tirador derecho de Chaparra no fue un estelar del montículo, pero tuvo destellos de lo que pudo haber sido en la pelota nacional si no ocurre su repentino mutis. En su corta carrera admitió 164 imparables, entre ellos 18 dobles, siete triples y nueve jonrones, los bateadores rivales le promediaron para 294, ponchó a 61 y regaló 55 bases por bolas.

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